Clase de ciencias en el instituto. 9:30 de la mañana. La profesora indica que va a nombrar a los  alumnos que tienen que salir a exponer el trabajo sobre la fotosíntesis. Martín, sentado en la  tercera fila de la izquierda de la clase, nota como el sudor de sus manos que comenzó ya desde la  tarde de ayer cuando estaba elaborando el trabajo, va a más, se hace más intenso y no le queda  más remedio que restregarse sus palmas de las manos contra su pantalón. Al mismo tiempo, su  corazón late a más velocidad, es como si se le fuera a salir del pecho, su respiración también se  acelera, intenta disimular inclinando su cabeza hacia el pupitre y llevándose a veces las manos  hacia su frente, intentado ocultar con su brazo su expresión desencajada. Nota un nudo en la  garganta. En su mente, aparecen mensajes como “que no me toque, por favor, que no me toque”,  “no quiero salir, no quiero salir”, “lo voy a hacer fatal”, “se van a reír de mi”, “me voy a poner rojo  como un tomate”, “me voy a quedar en blanco”, “por favor, por favor, a mí no…”. 

Martín se libra ese día de exponer, lo que le provoca a corto plazo un desahogo y tranquilidad. A  Martín le cuesta trabajo mirar a sus compañeros a la cara. Intenta pasar desapercibido en clase,  cuando alguien pretende hablar con él, responde con monosílabos sin establecer contacto ocular  y con una voz que parece que no le sale del cuerpo. En alguna ocasión, sus compañeros y, con  más frecuencia, sus padres le han dicho que no sea tan tímido, que se tiene que soltar y  espabilar, que “nadie se come a nadie”. Ojalá fuera tan fácil, piensa él, ojalá fuera de otra  manera, ojalá fuera otra persona, piensa. 

En muchas ocasiones, se ha preguntado qué es lo que le pasa y sobre todo por qué le pasa. Ha buscado y leído en internet y lo que más veces ha encontrado es la palabra ansiedad y fobia social. “¿Será eso lo que tengo?”, se pregunta en muchas ocasiones. También ha leído que muchas de las personas que sufren de fobia social necesitan ayuda profesional (Fuente:  ESPINOSA-FERNÁNDEZ, GARCÍA-LÓPEZ Y MUELA, 2018)

¿Qué le ocurre a Martin? ¿Es un trastorno de ansiedad, es una fobia social? ¿Sabemos lo que es exactamente una fobia social? ¿Es lo mismo que timidez? 

El principal temor de una persona con Trastorno de Ansiedad Social (TAS), denominado comunmente como Fobia Social, es la evaluación negativa por parte de los demás en las situaciones  sociales. Esta evaluación puede ser sobre su actuación (la persona teme parecer torpe, estúpida, incompetente) o por mostrar síntomas de anseidad como sudor facial, rubor, temblor de voz, sudoración, temblor de manso, etc, y que los otros se den cuenta de que está nervioso y eso sea motivo de burla o rechazo.

«Es un miedo acusado a ser el centro de atención y/o a comportarse de un modo que resulte embarazoso o humillante.»

Este es el caso de Martín, pero ¿Hay más gente que le pasa lo mismo? ¿Hay más personas que cuando tienen que interactuar o exponerse delante de los demás, experimentan esas emociones negativas y malestar? ¿Crees que es importante lo que le pasa a Martín?

La respuesta a las preguntas anteriores es que sí.  Sí a todo, sí hay más personas que les pasa lo mismo, de hecho, probablemente más de las que puedas imaginar. Muchos chicos y chicas experimentan lo mismo que le pasa a Martin, y la mayoría de ellos, lo viven en silencio. No lo cuentan a amigos/as, quizás por miedo a no ser entendidos, por miedo a ser posibles víctimas de burlas o por miedo o frustración a que los demás minimicen lo que les pasa, de que sus padres y/o profesores rebajen la importancia de su malestar y que les vuelvan a decir cosas como “es algo temporal”, “se va con la edad”, “no es tan importante”, “vaya tontería”,… 

¿Te suena algo de esto? si eres un chico/a que le pasa algo parecido a lo que le pasa a Martín, seguro que te sientes también identificado  con lo anterior

Todo ello hace que el sufrimiento sea mayor, motivado por las dudas, por la incomprensión de ellos mismos y de los demás. Sufren en su día a día, pues ven que no es algo circunstancial a una situación en concreto, sino que va más allá, son muchos momentos en los que se sienten incapaces, sienten un malestar intenso, incluso antes de que las situaciones sucedan, solo con pensarlas su cuerpo se activa y se les eriza la piel, su cabeza empieza a rumiar, apareciendo esos pensamientos que les dicen una y otra vez que lo van hacer mal, que se quedarán en evidencia delante de los demás y que ojalá pudieran pasar desapercibidos o huir de esas situaciones. Sufren y su día a día se ve interferido por ese miedo que aparece con tanta frecuencia, llegando a preguntarse por qué les pasa lo que les pasa, y en algunas ocasiones, pudiendo incluso pensar que su sufrimiento es normal e incluso a veces merecido por algo que les ocurrió en el pasado o simplemente por que les ha tocado ser así.

Nada más lejos de la realidad. Posiblemente se has llegado hasta aquí, te hayan surgido muchas más dudas ¿Quieres encontrar más respuestas ? 

Te invitamos a que conozcas a Marisol, una chica de 14 años con Trastorno de Ansiedad Social.  Su historia es real basada en testimonios recogidos de investigaciones realizadas por la Universidad de Jaén en colaboración con el grupo de Investigación HUM-836» y  la RedProem, de una muestra clínica de adolescentes con diagnóstico de trastorno de ansiedad social. Marisol da voz a través de este podcast, a un problema oculto y que incapacita a muchos jóvenes, de sintomatología confusa, difícil de evaluar y detectar, a través de los miedos, síntomas y experiencias que conviven con ella en su día a día. Si Marisol hubiera tenido información previamente sobre la ansiedad social y hubiera conocido qué es el TAS, habría tomado medidas efectivas adecuadas para prevenirse, sin llegar a vivir experiencias tan negativas como las que había vivido. Ahora, está convencida de que su experiencia puede ayudar a los demás. ¿La escuchamos?