Preguntas frecuentes sobre el TAS

Trastorno de Ansiedad Social

Aquí puedes encontrar respuestas concretas, sobre el TAS. Descubrirás que aquellas dudas que tienes, son más comunes de lo que pensabas  

DIGITAS

¿Preguntas frecuentes?

Recurso para la alfabetización y adquisición de nuevos conocimientos.

Te planteamos preguntas indispensables para que conozcas mejor el TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL (TAS) en adolescentes y jóvenes.

¿Para qué sirve tener ansiedad?

La ansiedad es una respuesta adaptativa relacionada con el miedo, necesaria para el funcionamiento adecuado del individuo. Tiene la función de advertir y activar el organismo ante situaciones amenazantes, inciertas y peligrosas. Así, ante la percepción de peligro (Caminas por un paso de peatones y un conductor se salta el semáforo) se produce activación psicofisiológica, facilitando una respuesta de huida o lucha para protegernos (Salir corriendo)

¿Cuándo se convierte la ansiedad en un problema?

Cuando la ansiedad se manifiesta de una manera continuada en el tiempo, cuando surge ante situaciones que no son realmente amenazantes (Desproporción entre la respuesta y el carácter amenazante de la situación/estímulo) o cuando aparece de forma muy intensa. La ansiedad se convierte en un problema por la interferencia, malestar y sufrimiento que ocasiona en la vida de la persona que la padece. 

El foco de esa ansiedad puede ser variable dando lugar a diferentes trastornos. Se utiliza el término trastorno cuando aparece de manera conjunta una serie de manifestaciones o síntomas y cuando ocasiona un malestar e interferencia en la vida de la persona.

Los datos disponibles que nos proporcionan los estudios epidemiológicos, indican que los trastornos de ansiedad son uno de los problemas más frecuentes entre la población en general y no solo en adultos, sino también entre los niños, adolescentes y jóvenes. De hecho, se considera que la adolescencia es una época de especial vulnerabilidad para el desarrollo de problemas de salud mental. Las tasas de prevalencia mundial de los trastornos emocionales se sitúan entre un 6,5% para los trastornos de ansiedad y 2,6% para los trastornos depresivos en población infantojuvenil (entre 6 y 18 años) con una marcada comorbilidad entre ambos trastornos .

¿Por qué aparece el trastorno de ansiedad?

En las personas con ansiedad social, se produce una  reacción de miedo ante una posible interacción o situación social, que sucede en un escenario irreal en la mente, distando mucho de ser en algún momento peligroso. Pero la anticipación en pensamiento, produce una evaluación negativa hacia dicha situación y por tanto una reacción preparatoria en el cuerpo, como si se tratara de un peligro real. Se producen sensaciones físicas de miedo, como respiración y pulso acelerados. Estas reacciones forman parte de la respuesta de lucha-huida de nuestro cuerpo. Están causadas por un súbito incremento de la epinefrina y otras sustancias químicas que preparan al cuerpo para luchar o para escapar rápidamente. 

Este mecanismo biológico se activa cuando tenemos miedo. Se trata de una respuesta incorporada en nuestro sistema nervioso que nos alerta del peligro para que nos podamos proteger. En la ansiedad social, esta respuesta se activa de forma recurrente, con demasiada intensidad y en situaciones en las que no son de utilidad al no existir un peligro real. Pero las sensaciones físicas que acompañan a la respuesta son reales, otorgando por tanto también al peligro, cierto carácter real. Por lo tanto, la respuestas son descompensadas con respecto a la situación, y las situaciones futuras no serán adecuadamente evaluadas en peligro, produciendo una activación y alerta continua de la persona y con ello incapacidad de interactuar en cualquier situación social. 

Las personas con trastorno de ansiedad social suelen interpretar estas sensaciones y emociones de una manera que las lleva a evitar la situación («Oh, no, el corazón me está latiendo muy deprisa, esto debe de ser muy peligroso; será mejor que lo evite»). Otra persona puede interpretar las mismas sensaciones físicas de una forma diferente («Vaya. El corazón me está latiendo muy deprisa. Me estoy poniendo nervioso porque ya casi es mi turno para hablar. Siempre me ocurre).

¿Por qué algunas personas desarrollan Trastorno de Ansiedad social y otras no?

No hay un único motivo, existen varios factores que interaccionan entre sí y que dependen de variables como las características del contexto, la vulnerabilidad individual, la fase de desarrollo en la que se encuentra la persona, así como la presencia o ausencia de otros factores de riesgo o protección, que pueden explicar el surgimiento de las dificultades implícitas en la ansiedad social (Espinosa Fernández, 2009). Va desde la capacidad innata para reconocer la amenaza social y mostrar una actitud sumisa a la misma, por el que la persona evitaría  conflictos con los miembros dominantes con el fin de permanecer dentro del grupo (Bados, 2017), como la transmisión genética directa de la timidez, hasta factores derivados de la propia experiencia que de forma aislada o combinada pueden interactuar con una vulnerabilidad biológica preexistente fomentando el desarrollo de la ansiedad (Bados, 2017).

Otro factor a considerar es la vulnerabilidad biológica relacionada con el umbral de activación fisiológica de la persona. Las personas con pronta activación de los síntomas fisiológicos que caracterizan la ansiedad, obstaculizan la actuación social y precipitan la evitación  de situaciones sociales que deberían ser controlados .

Pero para que se produzca génesis y desarrollo de ansiedad social no es suficiente con la vulnerabilidad biológica preexistente, es necesaria la interacción con otros factores ambientales o la ocurrencia de ciertas experiencias de aprendizaje, es decir de la llamada vulnerabilidad psicológica. La relevancia de estos factores va a ser determinada por la percepción que experimente la persona de falta de control en las situaciones dadas, del periodo evolutivo sensible de la infancia temprana en el que se produzcan, frecuencia e intensidad de la misma (Bados, 2017). 

¿Es frecuente el TAS entre adolescentes y jóvenes o es solo una cuestión de adultos?

La edad media de inicio suele ser los 15 años. Un comienzo a partir de los 23 años es raro. Es muy común la existencia de antecedentes de timidez o inhibición social y muchos pacientes informan haber tenido el trastorno toda su vida. 

Conviene notar que la edad precisa de comienzo de la FS dependerá de cómo se defina esta. En niños de 2-3 años pueden identificarse conductas observables indicativas de fuertes miedos sociales ante la crítica o desaprobación, conductas que predicen una mayor ocurrencia de la FS años más tarde. Sin embargo, la conciencia de sí mismo y de los otros como objetos de evaluación y la anticipación de la evaluación negativa no aparecen hasta alrededor de los 8 años como pronto y están mucho más desarrolladas aún en la adolescencia. 

La adolescencia es un periodo crítico ya que cada persona va a verse sometida a un proceso de evaluación por el resto de los miembros de su grupo de iguales y va a tener que establecer su papel y su lugar en un sistema social distinto al de la familia.

Por otra parte, la adolescencia es un periodo conflictivo en el que puede haber un temor a la evaluación negativa por parte de los padres. Finalmente, en comparación a la niñez, no sólo hay más demandas sociales (nuevo ambiente escolar, nuevas amistades), sino que el mayor desarrollo cognitivo permite ser mucho más consciente de la discrepancia entre cómo uno se ve a sí mismo y cómo uno cree que lo ven los demás (aunque esta capacidad puede desarrollarse ya a partir de los 8 años de edad). Los adolescentes más vulnerables a las situaciones de estrés pueden responder con ansiedad y evitación a las situaciones sociales.

El TAS, puede aparecer bruscamente tras una experiencia estresante o humillante; sin embargo, lo más frecuente es que se desarrolle de una forma más lenta en respuesta a varios tipos de experiencias. 

Aunque no es frecuente, el TAS puede manifestarse por vez primera en la vida adulta cuando, por ejemplo, un cambio de circunstancias (laborales, familiares, escolares, de residencia) implica realizar actividades temidas (hablar en público, supervisar a otros, relacionarse con nueva gente) que antes no eran necesarias.

 

¿Por qué el TAS es especialmente negativo en los adolescentes y jóvenes?

El impacto negativo de este trastorno puede afectar considerablemente al rendimiento escolar, la vida familiar y las actividades de ocio. La adolescencia es  una etapa de desarrollo en la que se producen una gran cantidad de cambios en un breve periodo de tiempo y en la que las relaciones sociales cobran una especial importancia, la presencia de ansiedad social, repercute de manera negativa en el proceso de adaptación con consecuencias no sólo a largo plazo en edad adulta, también tiene graves repercusiones en calidad de vida presente de los adolescentes .

Además está asociado a una mayor tasa de ansiedad y depresión a edad adulta, así como otros resultados adversos para la salud mental y el curso de la vida.

 

¿Qué consecuencias puede tener en adolescentes y jóvenes el Trastorno de Ansiedad Social?

Para los adultos que sufren algún trastorno de ansiedad o depresión, sus problemas psicológicos no aparecen de forma inesperada, en la mayoría comenzaron a surgir a edades tempranas, en la niñez o en la adolescencia, siendo el trastorno de ansiedad el diagnóstico previo más común (Espinosa Fernández, 2009).

Los chicos/as con ansiedad social generalizada, suelen experimentan malestar que repercute negativamente en su funcionamiento cotidiano, refiriendo una multitud de situaciones ansiosas. Suelen tener más dificultades interpersonales, temor a exponerse en público y problemas emocionales que otros chicos/as que no tienen ansiedad social, además de ser más introvertidos. Además, suelen presentar mayor comorbilidad con otros trastornos psicopatológicos.

Algunos de los problemas que puede experimentar un chico/a con ansiedad social en el entorno escolar pueden estar relacionados con hablar en público, comer en la cafetería o cambiarse de ropa en la clase de deporte (Zubeidat et al., 2007). El trastorno de ansiedad social afecta de forma directa al adolescente con consecuencias en el bienestar del mismo, su funcionamiento social, emocional y académico. (Hernández Pozo, et al., 2015), asociándose a tener pocos amigos, estado de ánimo deprimido, deterioro de las relaciones con los profesores, bajo rendimiento escolar e incluso consumo de alcohol. (Zubeidat et al., 2007 p.153)

Además algunas de las decisiones más importantes que debe tomar un joven para su futuro se producen alrededor de los 15 años coincidiendo con el fin de la etapa de educación secundaria obligatoria (ESO) en el momento que plantean la continuidad de sus estudios (Valle, Betegón, Irurtia, 2018). Cualquier decisión que adopte el adolescente en ese momento, estará cargada de exigencias y necesidades de adaptación a los nuevos cambios pudiendo surgir alteraciones entre las cuales se encuentran más comúnmente los trastornos de ansiedad (Orgilés, et al., 2012). Algunas de las consecuencias pueden ser la pérdida de oportunidades durante su desarrollo académico y socioemocional.

Existen evidencias suficientes para considerar el trastorno de ansiedad social en los jóvenes y sus consecuencias como un problema de impacto. 

 

¿Puede ser el acoso escolar un factor de riesgo en el origen y desarrollo de ansiedad social?

Existe cierto consenso y apoyo empírico que indican la relación positiva entre el acoso escolar y ansiedad social. El periodo de tiempo que corresponde a la niñez y adolescencia, es una etapa de la vida marcada por la formación de nuevas relaciones sociales sobre todo en el contexto escolar. Este tipo de escenario es propenso para el ejercicio de poder por parte de algunas personas sobre otras mediante, humillaciones, acoso a la otra persona o agresiones físicas y psicológicas. Esta práctica tiene consecuencias adversa para el sometido, y si es mantenida en el tiempo se le conoce como maltrato o intimidación entre iguales y si además sucede en el contexto escolar se le conoce como bullying 

El hecho de prestar atención al problema del acoso escolar como posible factor causa del desarrollo de la ansiedad social, está motivado por la aparición de varios aspectos precipitantes de la ansiedad social, la interacción negativa entre niños o adolescentes y altos niveles de temor en la víctima a raíz de las situaciones sociales a las que se ve expuesto.

Por otro lado no podemos obviar una relación entre ambos factores a la inversa, quizás la ansiedad social pueda ser también predictor del acoso escolar.

¿La ansiedad social se hereda?

En lo referente al concepto de heredabilidad, parece ser que la timidez y la ansiedad cuentan con un componente hereditario importante, heredabilidad del 58% según el metaanálisis de (Scaini et al., 2014), aunque no está del todo claro si hay una transmisión genética directa en trastornos de ansiedad.

¿El Trastorno de Ansiedad Social tiene relación con otros trastornos?

Existe comorbilidad del TAS con otros trastornos. En el caso de la relación entre los trastornos de ansiedad y depresivos se identifican  elevadas tasas de comorbilidad entre sí y con otros trastornos mentales. La evidencia clínica y epidemiológica suele indicar que más del 50% de los individuos con diagnóstico de depresión también presentan al menos un trastorno de ansiedad, y viceversa, más del 50% de los individuos con diagnóstico de algún trastorno de ansiedad también reúne los criterios de algún trastorno depresivo. 

Más del 50% de niños y adolescentes con ansiedad social, presentan una historia de algún otro trastorno de ansiedad, especialmente, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad por separación y fobias específicas. Muchos niños y adolescentes con ansiedad social presentan también ansiedad ante los exámenes y exposiciones en público.

En cuanto a la ideación suicida actual o pasada, es relativamente frecuente. Los mayores porcentajes se encuentran en aquellos sujetos con ansiedad social y comorbilidad con otros trastornos 37%, al igual que con los intentos de materialización del suicidio15,7%. 

¿Cuál es la diferencia entre timidez y ansiedad?

En la timidez, la persona puede sentir cierto malestar en determinadas situaciones sociales y sentirse incómoda, pero esto no suele interferir en su vida cotidiana, ni afectar en su calidad de vida. Es natural sentirse cohibido, ponerse nervioso o sentir vergüenza o timidez ante otras personas de vez en cuando. Sin embargo, en algunas personas, la ansiedad que acompaña a esa timidez y cohibición es excesiva. En la ansiedad social la persona se siente incapacitada para llevar una vida normal.

 

¿Qué suele pensar una persona que tiene TAS?

La persona que experimenta ansiedad suele inclinar toda su atención hacia sí mismo y lo que le está sucediendo. Aparecen pensamientos relacionados con  la amenaza de la situación, expectativas de peligro, de impredecibilidad, de incapacidad para hacer frente a esa situación, a las consecuencias negativas e incluso a las propias reacciones que uno mismo experimenta.

Aparecen dificultades para pensar tales como imposibilidad de recordar cosas importantes, confusión, dificultad para concentrarse y dificultad para encontrar las palabras. 

En muchos casos, las personas con TAS mantienen firmes creencias sobre la importancia de causar buenas impresiones ante los demás mientras creen que dan una mala impresión. También puede haber una atención selectiva hacia las expresiones faciales emocionales (positivas y, especialmente, negativas) y hacia las reacciones negativas de los otros. Además, hay dificultades para retirar la atención de los estímulos amenazantes una vez atendidos. 

Por otra parte, pueden presentarse varios temores básicos, variables según los casos:

  • Temor a sentir mucha ansiedad y no poder controlarla. Temor a tener un ataque de pánico.
  • Temor a manifestar reacciones de ansiedad (rubor, sudoración, temblor de manos, voz temblorosa, bloqueo, vómito, ataque de pánico) que puedan ser vistas por los demás y/o interferir con la actuación. 
  • Temor a presentar fallos en la apariencia física. – Temor a no saber comportarse de un modo adecuado o competente (p.ej., miedo a decir cosas sin sentido o embarazosas, a no saber qué decir, a cometer errores sociales). 
  • Miedo a tener características personales negativas (p.ej., ser aburrido, tonto, raro), junto con la preocupación y vergüenza subsecuentes. 
  • Temor a la crítica y a la evaluación negativa. La persona teme ser vista como ansiosa, incompetente, rara, inferior, poco interesante, aburrida, poco atractiva o estúpida.
  • Temor al rechazo, a ser dejado de lado por los demás como consecuencia de su evaluación negativa. 
  • Temor a ser observado y a ser el centro de atención. Y esto no sólo por el miedo a la evaluación negativa, ya que también hay un miedo a la evaluación positiva .
  • Algunas personas con TAS temen que sus reacciones de ansiedad u otras acciones hagan sentir mal a los otros (“le estoy haciendo sentir incómodo”, “les estoy estropeando la fiesta”) o afecten negativamente a la actuación de estos. 
¿Qué tipo de síntomas físicos experimenta una persona con ansiedad?

A nivel fisiológico, se produce activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo, la que se activa ante un peligro y anticipación percibida del mismo. Aparece una activación psicofisiológica que se manifiesta con síntomas como: sudoración, palpitaciones, taquicardia, respiración acelerada, sensación de asfixia, tensión muscular, sequedad de boca, mareo, náuseas, etc. Y a nivel conductual, hay evitación de la situación temida, escape y si ello no es posible, bloqueos, intentos de distraerse, de protegerse, etc.

¿Cómo actúa una persona con ansiedad social ante una situación amenazante?

Evitar la situación temida es lo más habitual. Pero en muchas ocasiones esto no es posible, en estas situaciones se suele tomar la decisión de evitar participar en ellas, reducir las supuestas amenazas, evitar ser el centro de atención o de crítica. Esto suelen conseguirlo a través de conductas de seguridad o defensivas como consumo de alcohol o tranquilizantes, evitar el contacto visual, hablar poco, ensayar discursos, ocultar los signos visibles de ansiedad, concentración en la propia voz, pensar que no se está en la situación, hacer preguntas para desviar la atención, etc. 

En el miedo al rubor la persona puede llegar a llevar mucho maquillaje o broncearse o taparse la cara. El miedo a sudar, llevar ropa ligera, no probar comidas calientes, mantener los brazos pegados continuamente o emplear dosis extra de desodorante.

En la mayoría de los casos, las personas con TAS tienen problemas para desenvolverse bien en situaciones sociales.

¿Cuáles son las situaciones sociales más habituales que pueden provocar una respuesta descontrolada de ansiedad?

El contexto donde mayormente se producen estas situaciones son en el colegio o ambiente escolar donde tienen lugar las interacciones y la comunicación verbal con los demás, siendo precisamente estas situaciones las más significativas y que más se tienden a evitar los jóvenes con ansiedad social. Algunos de los problemas que puede experimentar un joven con ansiedad social en el entorno escolar pueden estar relacionados con hablar en público, establecer conversaciones con los compañeros, exponer un trabajo de clase, participar en deportes o actividades de equipo, comer en la cafetería o cambiarse de ropa en la clase de deporte.

Las situaciones típicas temidas pueden clasificarse de la siguiente manera, aunque conviene tener en cuenta que el temor a una o más de las situaciones de un grupo no implica necesariamente que se teman las restantes del mismo grupo (Bados, 2001a): – 

  • Intervención pública: hablar/actuar en público, presentar un informe ante un grupo, intervenir en grupos pequeños formales.
  • Interacción informal: iniciar, mantener y terminar conversaciones (especialmente con desconocidos), unirse a una conversación o actividad ya en marcha, hablar de temas personales, hacer cumplidos, expresar amor, relacionarse con el sexo opuesto o preferido, concertar citas o acudir a las mismas, establecer relaciones íntimas, asistir a fiestas, conocer gente nueva, llamar a alguien por teléfono, recibir críticas.
  • Interacción asertiva: solicitar a otros que cambien su comportamiento molesto, hacer una reclamación, devolver un producto, hacer o rechazar peticiones, expresar desacuerdo/crítica/disgusto, mantener las propias opiniones, interactuar con figuras de autoridad. 
  • Ser observado: comer/beber/escribir/trabajar/telefonear delante de otros, asistir a clases de gimnasia o danza, usar los servicios públicos (cuando hay otras personas cerca o hay Fobia Social – 4 alguien esperando fuera o se piensa que alguien puede acudir), entrar en un sitio donde ya hay gente sentada (p.ej., aulas o transportes públicos), ser el centro de atención (p.ej., en una fiesta de cumpleaños). 

Entre las situaciones temidas por más pacientes se encuentran, en primer lugar, hablar en público y actuar delante de otros; luego, participar en encuentros o charlas informales, iniciar y mantener conversaciones con gente nueva, ir a fiestas, situaciones que implican asertividad, hablar con figuras de autoridad y ser entrevistado. Y entre las temidas por menos pacientes, comer, beber y escribir en público (Turner, Beidel y Townsley, 1992). 

La clasificación antes presentada ha sido frecuentemente simplificada distinguiendo solamente dos tipos básicos de situaciones temidas: a) Situaciones que implican interacción con otras personas y suponen por tanto ajustar el propio comportamiento al de los demás. Se incluyen aquí la segunda y tercera categorías de la clasificación antes presentada. b) Aquellas que implican un miedo a ser observado cuando hay otras personas presentes, pero sin que supongan interacción con estas

 

¿Qué errores y sesgos pueden ser causa de los pensamientos negativos y temores en una persona con TAS?
  • Valorar de modo no realista lo que se espera de uno, lo que puede favorecer las metas perfeccionistas.
  •  Sobrestimar el grado en que los otros le observan a uno. 
  • Sobrestimar el grado en que los otros se dan cuenta de las reacciones visibles de ansiedad de uno.
  • Subestimar las propias capacidades y sobrestimar la probabilidad de cometer errores importantes y fracasar. 
  • Tener expectativas no realistas sobre las respuestas de los otros a las manifestaciones de ansiedad. 
  • Subestimar el grado en que uno puede manejar la ansiedad.
  • Sobrestimar la probabilidad e intensidad de la crítica y rechazo, subestimar la ocurrencia de consecuencias positivas y subvalorar estas cuando ocurren. 
  • Creer que uno está actuando mal porque se siente mal y, en general, que los demás le perciben a uno tal como uno se percibe y se siente. 
  • Atender selectivamente a los mensajes o reacciones negativos de los demás hacia uno y pasar por alto las reacciones positivas.
  •  Interpretar sesgada y negativamente los comportamientos de los demás, especialmente bajo condiciones de ambigüedad; así, percibir crítica y desaprobación donde no las hay o exagerar su grado de intensidad u ocurrencia. De todos modos, conviene tener en cuenta que las personas con ansiedad social elevada tienen un cierto grado de razón, ya que, al presentar determinadas respuestas de ansiedad, conductas defensivas o déficits de actuación, tienden a ser percibidas más negativamente por los demás.
  • No hacer interpretaciones positivas de las señales sociales ambiguas, a diferencia de las personas sin problemas de ansiedad social. 
  • Evaluar muy negativamente la propia actuación social (pero no de la de los otros), exagerar los errores y la ansiedad, y minimizar los logros propios. 
  • Sobrevalorar la importancia de la crítica o evaluación negativa por parte de los demás (p.ej., creer que implica rechazo). 
  • Asumir que las supuestas opiniones negativas de los otros sobre uno mismo son ciertas y reflejan las propias características personales, lo que lleva a valorarse negativamente. Una persona con FS puede creer que si los demás piensan que es rara, debe de serlo.
  •  Exageración de la importancia de los errores cometidos. Un error puede llegar a representar un daño a la persona como un todo.
  •  Atribución del fracaso a defectos personales y fallos propios sin considerar otros factores (p.ej., de la situación o de los otros).
  • Atribución de los éxitos a factores externos.
  • Mayor recuerdo de la información negativa relacionada con sí mismo y con las reacciones de otros y menor recuerdo de la información positiva proveniente de las experiencias sociales previas. 
¿Qué hacer si creo que sufro ansiedad social?

Las personas con ansiedad social, pueden aprender a gestionar el miedo, desarrollar la confianza y las habilidades necesarias para afrontar situaciones difíciles y dejar de evitar las cosas que les provocan ansiedad. 

A continuación, encontrarás quién puede guiar y apoyar a una persona a superar su fobia social: 

  • Acude al psicólogo, él te puede ayudar a reconocer las sensaciones que provocan las potenciales situaciones de ansiedad, y a interpretar esas sensaciones de una forma adecuada. Te ayudarán a establecer un plan para afrontar los miedos sociales y a  adquirir las habilidades y la confianza necesarias para lograrlo.
  • La familia y los amigos son especialmente importantes para las personas que están afrontando el TASl. El apoyo adecuado de unas pocas personas clave puede ayudar a quienes padecen este trastorno.
    Los desprecios, los sermones, las críticas y las exigencias de cambio no ayudan nada y solo consiguen que la persona se sienta peor. La ansiedad social no es culpa de la persona que la tiene ni es algo que nadie escoja. Por el contrario, los amigos y la familia pueden animar a las personas con fobia social para que se fijen una pequeña meta a conseguir, recordarles que se esfuercen en alcanzarla y estar a su lado cuando se desanimen.  
¿Por qué no suele pedir ayuda un chico/a que sufre ansiedad social y tiene malestar psicológico?

Suele deberse  a la falta de conocimiento y a la existencia de un estigma. 

La falta de alfabetización emocional de los adolescentes les lleva a percibir la presencia de problemas de ansiedad como algo que debe ser ocultado para evitar el estigma (“van a pensar que soy débil, que no valgo ni para controlarme a mí mismo”). Como consecuencia, muchos menores con problemas de ansiedad sufren no sólo por los síntomas y la discapacidad provocada por estos problemas, sino también por los estereotipos y prejuicios relacionados con la presencia de un problema de ansiedad, así como por la aceptación de ese estereotipo como la verdad absoluta. Los adolescentes son una de las poblaciones con un mayor riesgo de estigma y a su vez, son un grupo de edad en el que sentirse diferente cobra una importancia crucial en el desarrollo del bienestar emocional. 

El estigma se refiere a los aspectos negativos y despectivos que afecta a las personas que padecen algún trastorno mental y que pasan a ser tratadas a través de prejuicios y la ausencia de una información objetiva.  Se puede decir que el estigma y la discriminación asociada son otros de los factores relacionados con la no búsqueda de tratamiento entre adolescentes con problemas de salud mental, lo que supone que una buena parte los adolescentes pueden verse privados de las oportunidades educativas, sociales, familiares, laborales y económicas que otras personas sin ningún problema mental tendría 

Como consecuencia los jóvenes con problemas de ansiedad no solo sufren los síntomas y discapacidad propia de su problema, también aquellos frutos de la falta de información, la discriminación y el estigma.

Esta es la principal barrera que los adolescentes con ansiedad social se encuentran para su recuperación, bienestar junto con la incomprensión de algunos padres y profesionales de la educación o salud, mermando la posibilidad de alcanzar una vida plena y normal

¿Qué papel juega la alfabetización emocional en la prevención del TAS?

La alfabetización en salud mental es el conjunto de conocimientos y creencias sobre los trastornos mentales que ayudan a su reconocimiento, manejo o prevención. Consiste en un conjunto de elementos como la habilidad para reconocer la aparición de un trastorno mental y para la búsqueda de ayuda, conocimientos sobre las causas de los trastornos y su prevención, conocimiento de los tratamientos y estrategias de ayuda, o conocimiento para ofrecer una primera ayuda en salud mental. 

Se ha demostrado que aplicar intervenciones de alfabetización en salud mental en adolescente, puede reducir el estigma, mejorando el bienestar emocional y la resiliencia 

La alfabetización en salud mental está ligada a la prevención de los trastornos mentales como el TAS. Aspira a reducir la incidencia, prevalencia, recurrencia de los trastornos mentales, el tiempo en que las personas permanecen con los síntomas o la condición de riesgo para desarrollar una enfermedad mental, previniendo o retardando las recurrencias y disminuyendo también el impacto que ejerce la enfermedad en la persona afectada, sus familias y la sociedad 

No menos importante es la recomendación que también hace sobre el fomento de la formación en salud mental de los profesionales de la salud y la educación.

 

¿Qué papel tienen los padres y familia en el desarrollo y mantenimiento del TAS?

Son las personas que forman parte de su contexto más cercano, y pueden contribuir al desarrollo del trastorno y a su mantenimiento a través del modelado de conductas de miedo y de evitación, cuando refuerzan las respuestas de evitación mostradas por sus hijos, las conductas de miedo a través de la atención y el refuerzo social, a través de una excesiva sobreprotección, ejerciendo control sobre la conducta de sus hijos. Todo esto puede reducir el desarrollo de estrategias propias de afrontamiento por parte del menor. 

También se considera factor de riesgo la presencia de psicopatología y especialmente algún trastorno de ansiedad por los propios padres. Así mismo en padres con ansiedad social hay una tendencia a describir los problemas como irresolubles, fomentando la visión negativa y amenazante.

¿Cómo suelen percibir los adultos o personas de alrededor el problema de ansiedad de un joven?

Al tratarse de un problema interiorizado, frecuentemente no es percibido por los adultos o personas cercanas, y en caso de que lo sea, la tendencia es minimizar el impacto y sufrimiento en el jóven. Este suele ser uno de los problemas e impedimentos más importantes para solicitar ayuda. El impacto y percepción de los padres de que el adolescente tiene un problema va a determinar si acudir o no a los servicios de salud mental.

Muchos padres piensan erróneamente, que los síntomas de ansiedad que experimentan sus hijos, es un defecto de carácter o una falta de control emocional que se arregla con voluntad o tiempo

¿Cómo perciben profesores o médicos la ansiedad social en un adolescente o joven?

El TAS es adolescentes y jóvenes es un problema que encuentra su causa fundamental en el miedo, como a ser juzgados, traicionados, o incomprendidos en una etapa conflictiva, llena de inseguridades y de incertidumbre. Por ello requiere de los profesionales que pueden estar en contacto con ellos, y disponer de su confianza, una capacitación avanzada, ya que en muchas ocasiones, aun a pesar de disponer de buenas intenciones, pueden influir negativamente.

Por otro lado, los síntomas físicos del TAS suelen ser los más salientes y perceptibles. Cuando se suele pedir ayuda, se realiza en primera instancia al médico, siendo de especial importancia un conocimiento actualizado de los recursos con los que pueden contar para tratar el trastornos y  para la recomendación de un tratamiento basado en la evidencia de la psicología.

FUENTES:

Bados López, A. (2017). Fobia social. Universitat de Barcelona.

Espinosa-Fernández, L., García López, L.J. y Muela Martínez, J.A. (2018). Una mirada hacia los jóvenes con trastornos de ansiedad. Revista de estudios de juventud (Monográfico: Promoción de la salud y bienestar emocional en los adolescente), 121, 11-24.

https://kidshealth.org/es/teens/social-phobia.html

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