Trastorno de Ansiedad Social y timidez: dos realidades distintas

Testimonio de Pablo, un adulto que nos muestra la cara real de la ansiedad social, con la que ha convivido desde la adolescencia.

Este es el testimonio de Pablo, un adulto que nos muestra la cara real de la ansiedad social, un problema con el que ha convivido desde la adolescencia hasta la actualidad, momento en el que está consiguiendo enfocar su vida desde un punto de vista distinto.

“Ayudar a otras personas con ansiedad o con problemas psicológicos eso me mueve, me ayuda a levantarme por las mañanas. […] Yo creo que el diseño humano está para sentirse parte de algo loable, de mejorar tu entorno.”

Si has llegado hasta aquí escuchando la historia de Pablo, quizás te has visto personalmente  reflejado/a en alguna parte de su historia, o quizás has reconocido en alguien cercano, alguna de las situaciones que ha descrito. Seguramente han surgido en tu interior, dudas, preguntas  ¿Es normal lo que me pasa?, ¿Solo yo estoy pasando por esto?, ¿Qué será de mí cuando sea adulto? ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a? o ¿Soy realmente tímido o es algo totalmente distinto?,  y necesites respuestas. Es normal que estas incertidumbres te asalten en estos momentos. Igualmente le sucedía a Pablo al chocar con situaciones incomprensibles, por entonces en su día a día. Él no dispuso de algún testimonio similar a este que él mismo ha ofrecido, dilatando todos sus interrogantes y prolongando su malestar durante mucho tiempo . En la actualidad disponemos de bastante conocimiento científico desde la psicología, en lo que respecta al Trastorno de Ansiedad Social y en otros problemas emocionales relacionados con la adolescencia. Algunas respuestas seguramente ya te las habrá dado Pablo en el vídeo desde su propia vivencia, otras las podrás encontrar en la información y distintos apartados que ponemos a disposición desde esta misma web y quizás te puedan interesar; pero de forma anticipada, vamos a detenernos en algunos puntos comentados por Pablo en este video, que merece la pena ser comentados y pueden resultar de interés.

“Muchas etapas me las pasaba solo en el recreo siendo relativamente sociable, porque ya, además, yo me he dado cuenta de que no soy antisocial para nada. […] Yo me iba solo porque no me provocaba ansiedad con nadie y tampoco le encontraba sentido a eso. […] Sí quería relacionarme y ser como los demás pero tenía miedo, tenía pánico a las miradas. ”

La soledad se puede convertir en compañera del chico/a con ansiedad social, se trata, entre otros, de uno de los síntomas destacados de aquel que lo padece. Evitan, escapan, huyen de cualquier tipo de contacto social con otros, por miedo a una valoración negativa de su propia persona. En el momento de la vida en el que el adolescente está en pleno desarrollo, interacción y contacto directo con semejantes, las opiniones de los demás, toman especial importancia en la persona. Además, el entorno, muy a menudo, confunde ansiedad social con la simple timidez que cualquier persona ha podido experimentar en algún momento de su vida, y en lo que respecta a los adultos que lo rodean, puede ser habitual restar importancia a lo que le sucede. Sin embargo, estas situaciones sociales que producen un miedo intenso en en los y las adolescentes, de forma prolongada, y con persistente malestar, pueden fomentar la aparición de Trastorno de Ansiedad Social (TAS). El miedo es experimentado de forma continua, dificultando el poder establecer relaciones con otras personas,  o simplemente realizar cualquier tipo de actividad en una situación pública y donde pueda haber una posterior valoración por parte de otros, como exponer en clase, conocer a círculos sociales nuevos, hablar con personas del género preferido, comer en público,  participar en clase, etc. Estas son algunas de las situaciones que pueden provocar reacciones incontroladas de miedo, incluso pánico, y que nos ha descrito Pablo: jugar a partidos o realizar un concierto con público o estar delante de chicas.  Fuente: Espinosa-Fernández et al., 2016.

No resulta nada fácil diferenciar entre ansiedad social y timidez, pero igual de difícil resulta saber cómo se puede sentir una persona con TAS. Suelen reprimir sus emociones y pensamientos hacia los demás, tienden a no verbalizar ni comunican lo que les sucede, en ellos abunda la percepción de estar siendo continuamente juzgados negativamente y entienden que puede ser motivo para aumentar dicha valoración de los demás, algo que evita cualquier búsqueda de solución, ayuda e incluso sensación de tener un problema, aumentando en contrapartida el malestar y dificultad, fomentando una indeseada espiral. 

“A los 13 o 14 años, el tema del deporte y estar en deportes de grupo ya no me gustaba. Me sentía expuesto, era muy sensible. Me sentía muy juzgado. […] Recuerdo que tenía mucha culpabilidad y mucho mucho miedo de salir a la calle, de estar en el colegio y de que el profesor me preguntase. Era todo ansiedad y todo miedo”

 

Situaciones tan cotidianas como las descritas por Pablo, normales en el día a día  para otros adolescentes, son causa de auténtico pánico para adolescentes con TAS. En la mayoría de ocasiones, antes de un diagnóstico, muchos y muchas de ellos/as desconocen lo que les pasa y mucho menos que otras personas de su alrededor están pasando por lo mismo. Sienten una gran incomprensión, frustración e incluso pueden sentirse poco competentes. Pablo señala en varias ocasiones en la entrevista que “no le veía sentido” y que “la gente no entendía lo que le estaba ocurriendo”. Hemos comentado anteriormente que uno de los principales síntomas relacionados con el TAS, es la evitación de las situaciones que pueden provocar malestar. Pablo ha relatado cómo ha  tenido épocas en su vida, en las que le resultaba imposible incluso salir de casa. En otras ocasiones, cuando resulta imposible evitar situaciones temidas, son afrontadas con mucha dificultad, miedo, e incluso llegando a provocar pánico. Fuente: “Trastorno de ansiedad social: Más allá de la simple timidez” del Instituto Nacional de la Salud Mental. 

“Desde el primer año de carrera entré prácticamente en pánico por tener que exponer el proyecto fin de carrera […] La primera vez que fui al psiquiatra con este problema, fue pensando que no iba a ser capaz de exponer, que me iba a desmayar o iba a perder el control”

Aunque el inicio del TAS es temprano, aproximadamente entre los 11-13 años de edad, suele presentar un curso crónico si no es tratado (Beesdo-Baum et al., 2012; Garcia-Lopez,  2007; Garcia-Lopez et al., 2008), con el consiguiente efecto negativo e interferencia en la calidad de  vida y desarrollo óptimo del y la adolescente tanto en el plano individual, como en el social y también  académico (Beidel et al., 2001). Además, si se extiende en el tiempo sin ser diagnosticado ni tratado, suele tener comorbilidad en la edad adulta con otros problemas como ansiedad generalizada, depresión o incluso ideación suicida. Es decir, no se elimina simplemente con el paso del tiempo, ni se puede considerar exclusivo de la edad o del proceso evolutivo de la adolescencia hacia la juventud o simple timidez. El TAS es uno de los trastornos más habituales entre los adolescentes, su incidencia ha aumentado considerablemente en los últimos años, 117 millones de adolescentes, sufren Trastorno de Ansiedad Social en todo el mundo. En consecuencia, puede hablarse de un problema de salud pública importante, que requiere de una consideración especial por parte de la comunidad científica (Fehm, Pelissolo, Furmark  y Wittchen, 2005; Wittchen et al., 2011). y la persona que lo padece requiere de la importancia que se merece como un diagnóstico adecuado y un tratamiento basado en la evidencia; es por este motivo que resulta fundamental la intervención de profesionales en salud mental, debidamente cualificados. 

 

Pablo llegó a pedir ayuda debido al miedo intenso que le provocaba exponer su trabajo fin de grado, ya desde el primer año. Es entonces, en el inicio de su juventud, que fue diagnosticado de TAS, y pudo entender mejor qué le pasaba, pero hasta entonces, pasó por un largo dificultoso periodo de su vida en el que no disponía de ningún tipo de información ni ayuda. El papel de los profesionales, es necesario, no solo para empezar un tratamiento o intervención, sino también para la persona que lo recibe, ya que, al saber qué le está ocurriendo, es positivo para sentirse comprendida y adoptar estrategias de afrontamiento.


Por último, el papel de la sociedad es también muy relevante, ya que si la sociedad cuenta con conocimientos sobre el TAS, puede ser otra fuente de apoyo para las personas que la sufren. Así, dentro de los factores de protección, se encuentran la alfabetización y divulgación en  salud mental, ya que, conocer sobre el TAS ayuda a su reconocimiento, manejo o prevención. En DIGITAS ofrecemos diversos recursos de alfabetización como “Preguntas frecuentes sobre el TAS” o el podcast “Miedo a Diario” , donde a través  de una ficción sonora basada en testimonios reales y con participación de expertos, se ejemplifica cómo se manifiesta la ansiedad social en adolescentes, cómo se vive y cómo con la ayuda de profesionales y familia se puede hacer frente a las misma .

Este es un vídeo del proyecto de I+D+i / DIGITAS: HERRAMIENTA DIGITAL DE TRANSFERENCIA DE CONTENIDOS Y RECURSOS PARA ABORDAR EL TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL Y OTROS PROBLEMAS EMOCIONALES EN ADOLESCENTES PDC2021-121882-I00, financiado por MCIN/ AEI/10.13039/501100011033/ y por la Unión Europea “NextGenerationEU”/PRTR.

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